Siete pecados: Sexto
Sexto |
Abrió los ojos con modorra al sentir el peso extra en su espalda. Su esposa estaba encima de él jalándole suavemente un mechón de su cabello intentando que despertara. Sopló su aliento en la nuca y él se removió con un escalofrío en el cuerpo emitiendo un leve gruñido.
—¿No tienes otra forma de despertarme que poniendo todo tu peso encima? —Movió la cabeza de lado e intentó verla por el rabillo del ojo. Su cabello largo caía por encima de su hombro haciéndole cosquillas cuando ella se movía.
—Llevo rato intentando despertarte por otros medios, pero recién reaccionas.
Kakashi respiró profundamente y cerró los ojos volviendo a acomodarse en la postura anterior. Ella seguía encima de él y ni eso iba a importarle con tal de seguir durmiendo. Estaba cansado y pensar en que tenía trabajo por delante no le hacía nada de gracia: quería volver a dormir.
—Cinco minutos más.
—¡Ah, no! Tus cinco minutos pueden durar horas y horas. Tienes que levantarte.
Él alzó los hombros sin hacer ningún otro movimiento por lo que Fuyuki optó por algo más radical. Corrió su cabello de encima y le dio un mordisco en el hombro haciendo que él volteara y ella cayera de lado en la cama. Kakashi giró hacia ella y la aprisionó entre sus brazos respirando profundo el perfume de su cabello como si se relajara con ello y volvió a cerrar los ojos una vez más.
—Duerme conmigo cinco minutos —le pidió sin dejar que se moviera de su lugar.
—Pero llegarás tarde.
—Soy el Hokage, puedo cambiar el horario.
—Nada de eso —dijo ella arrimándose a su pecho— tienes que llegar a tiempo. Siempre te quejas de que yo hago trampa, así que ahora te toca a ti ponerlo en práctica.
Kakashi se quejó y la abrazó con fuerza. ¡Justo ahora se le daba por ser correcta y seguir las normas! Justo cuando él quería romperlas y dormir un poco más sin ningún tipo de preocupación más que levantarse y desayunar… en un par de horas.
—Me gustas más cuando quieres quedarte en la cama y no dejarme ir. ¿Dónde ha quedado esa Fuyuki? Quiero llamarla y que te reemplace —bromeó recibiendo un nuevo mordisco de parte de ella.
—Hoy es un día importante ¿recuerdas que hoy asumirá Naruto como Hokage? No puedes llegar tarde a la ceremonia. Mañana ya dormirás todo el día. Hoy ¡arriba! —exclamó zafándose de los brazos de su esposo cuando él la atrapó de la muñeca y la tiró de nuevo a la cama con él.
Su esposa se acomodó entre sus brazos mientras él la observaba con una expresión de cansancio y las marcas de las ojeras debajo de sus ojos.
—Tú también ¿no?
—¿Eh?
—También dejarás el puesto. ¿O serás asistente de Naruto?
Fuyuki no pudo más que reírse ante la preocupación que tenía él en ese momento. Lo abrazó y lo besó tiernamente sin perder la sonrisa que le había provocado con esa inquietud. Él, por el contrario, no le encontraba nada de gracioso a eso, estaba hablando muy seriamente acerca de su futuro laboral y la idea de que ella trabajara para otro hombre y compartiera gran parte del día con él no le gustaba en lo absoluto. Lo había pensado mucho en los últimos días, pero no habló con ella hasta ese momento. Daba por hecho de que renunciaría, pero era Fuyuki, dar por hecho algo con ella era sumamente arriesgado considerando lo impredecible que podía ser ocasiones.
—Yo soy la asistente del sexto. Mi trabajo termina cuando él deje el puesto —Fuyuki entrelazó una de sus manos con las de él y con la otra, golpeó su nariz juguetonamente— estás celoso —canturreó entre risas.
—No lo estoy.
—Preocupado porque pueda ser la asistente de Naruto, estas celosito —siguió diciendo sin perder contacto visual con él.
—No son celos —se defendió él sintiendo las mejillas acaloradas: se estaba sonrojando lo que Fuyuki no tardó en usar a su favor— es una sana preocupación por el futuro laboral de mi mujer.
—Son celos, cariño —se sentó y acomodó su cabello llevando su dedo índice a su barbilla con expresión pensativa— aunque quizás… —Kakashi abrió los ojos mirando la espalda de su mujer, las ansias se habían apoderado de él en momento en que ella empezó a cavilar opciones ¡eso nunca era bueno con ella! —Quizás debería trabajar para él. Seguro sí es puntual y no es un maniático de la perfección y los números exactos.
Ella comenzó a caminar fuera de la habitación siguiendo su monólogo de lo que sería trabajar con Naruto cuando sintió los brazos alrededor de la cintura.
Fuyuki sonrió triunfal.
—No dejaré que trabajes para él. Todavía soy Hokage, puedo hacer un decreto que lo prohíba.
—¿Llegarías tan lejos para que no trabaje con él? —Volteó a verlo con una sonrisa burlona en sus labios— esos son celos.
—No son celos —siguió terco a admitir que en realidad, estaba celoso de ello y que no iba a permitirlo, Fuyuki comenzó a trabajar con él para pasar más tiempo a su lado, no iba a dejar que alguien más arrebatase ese tiempo de sus manos. Ella, lejos de seguirlo molestando, se echó a reír parándose de puntitas y dándole un beso. Kakashi quedó totalmente perdido ante su reacción.
—No trabajaré para él, sólo quería que te levantaras ¡Y sí que funcionó! Te pondré celoso más seguido —se rio guiñándolo el ojo y dándole un suave beso en los labios dejando a Kakashi con los hombros caídos y los ojos bien abiertos viendo a su mujer dirigirse a la cocina— apresúrate a cambiarte o no desayunaras —le dijo y vio a sus hijos salir de la habitación con la modorra del recién levantado hacia el baño. Se rio con las manos en la cintura, no podían negar que habían salido a su padre.
Kakashi sonrió finalmente rascándose la nuca, volviendo a la habitación. Fuyuki siempre conseguía lo que quería y esta vez no había sido la excepción.
—Me lo cobraré luego —dijo él bostezando, con ganas de volver a la cama, casi que pensaba acostarse mientras ella hacía el desayuno ¡Y no tuvo suerte! Apenas lo pensó cuando sintió a su esposa detrás de él llevándolo a empujones a la habitación— ¿acaso lees la mente? —se quejó con miedo a pensar otra cosa y que ella se le adelantara y acabara por detenerlo de nuevo.
—Algo así —respondió— te conozco muy bien— y él apenas lo oyó, volteó tomándola de las muñecas y atrayéndola contra su pecho, dándole un fogoso beso en los labios. Su esposa quedó sin respiración en ese instante en que sus labios se movían encima de los suyos.
—¿Viste venir eso? —susurró a escasos centímetros, fundiendo su aliento en ella. Fuyuki se lo quedó mirando con la sorpresa dibujada en su rostro mientras se mordía el labio inferior manteniendo la sonrisa, no podía negar que la había tomado por sorpresa y que, si no tuviera la ceremonia, se le habría tirado encima.
Volteó y lo miró por sobre el hombro cuando Kakashi tomó su mano y entrelazó sus dedos con ella atrayéndola hasta acortar toda distancia entre ambos. Él pasó sus manos por la espalda y las detuvo en su cintura sonriendo triunfal ante ella.
—No escaparás así, Kakashi-kun. Así me abraces —contuvo un suspiro al tiempo que él besaba su cuello. Ella cerró los ojos— ni con tus besos o con… —no pudo contenerse y acabó correspondiendo sus besos y acorralándolo contra la pared.
El frío del muro en la espalda le produjo un leve temblor. Kakashi siguió levantándola de la cintura y llevándola a la habitación. La recostó en la cama subiendo la mano debajo de la blusa de Fuyuki yendo directo a sus senos mientras bajaba con sus labios por el cuello de su mujer cuando escuchó a Anzu gritar porque la comida se quemaba entrando a la habitación e interrumpiendo a sus padres que se incorporaron de la cama y actuaron como si nada en un santiamén.
Kakashi se rascó la cabeza mientras Fuyuki arreglaba su blusa con una sonrisa en los labios, conteniendo sus ganas de reír en ese instante.
—Sí, yo iré a ver —dijo Fuyuki dándole un beso en la mejilla— tú vístete.
Y tuvo que resignarse a asentir y ver a su esposa marcharse con su hija a la cocina. Se frotó el hombro derecho y fue a darse una ducha. Ese iba a ser su último día como Hokage, finalmente, dejaría el puesto a Naruto después de tantos años en el puesto. Iba a poder dedicarle más tiempo a su familia e iba a dejar el aburrido papeleo.
—Kakashi-kun, los niños te esperan para desayunar —dijo Fuyuki al volver y verlo salir secándose el cabello.
—Fuyuki-chan —él la abrazó y le dio un beso en el cuello— se cumplirá tu deseo.
—Mi deseo se cumplió hace años. Parte fue cuando te conocí —le dio un beso en la mejilla— y cuando te volviste mi novio —le dio otro beso— luego cuando quedé embarazada.
—Te aterradores en ese momento.
—Eso fue al principio. Amo a los niños.
—Lo sé —dijo dándole un corto beso en los labios.
—Y te amo a ti. Y amo cada minuto que pasó contigo y que tú seas lo primero que vea en la mañana seas tú y que seas lo último que vea al dormir.
—Estás loca por mí ¿No?
—Y eso te encanta —se rio sonoramente y él la levantó del suelo cuando ella lo mordió en el cuello— vístete. Si no llegas a tiempo a la ceremonia, no vas a tener suerte conmigo.
Su cabeza cayó al frente y la dejó en el suelo de nuevo buscando su haori y sombrero antes de ir a comer y cerrar esa etapa de su vida, volver a ser un ninja común y corriente y sobre todo, disfrutar de su familia.
¡Hola, gente linda! ¿Cómo están? Espero que de maravillas. De a poquito voy subiendo los siete pecados ¡Ya faltan menos! Y éste es el que más me ha gustado desarrollar. Ha sido muy divertido poner a Kakashi en esta situación (siempre es genial ponerlo incómodo).
Espero que lo hayan disfrutado
¡Un abrazo!
Un tierno relato. ¡Los momentos de pereza en compañía son los mejores! Gracias por tu relato, Roxana
ResponderBorrarQue lindo relato, ya me pondré al día con los anteriores :D
ResponderBorrarUn besote desde Plegarias en la Noche.
Uy esa pareja es tan tierna. Te mando un abrazo y te deseo una feliz navidad para ti y tu familia.
ResponderBorrarHola Roxana!
ResponderBorrarQue buen relato, jajaja fue una gran odisea que Kakashi despertara, linda historia gracias por compartirla :D
¡Hola!
ResponderBorrar¡Qué pareja de lo más adorable! Me gusta mucho el romance en tu relato con ese final feliz.
Que la magia de la Navidad te ilumine y te ayude a conseguir todos tus sueños. ¡Feliz Navidad!
¡Un abrazo!