Tonto
Tonto |
Morgan se le acercó por la espalda mientras Kysa terminaba una de sus pinturas. Hacía tanto tiempo que no se concentraba en ellas que prácticamente se había olvidado de lo que quería plasmar en el lienzo, con los casos de Morgan y su continua insistencia en meterse en problemas, no habían tenido ni un respiro, especialmente, con el sicario que estaba tras él. Pero al detective parecía valerle dos, tres y cuatro soberanos pepinos que alguien intentara matarlo, como si estuviera acostumbrado a ello. Kysa no lo estaba y eso la ponía de los nervios. Pero con los días de franco que le habían dado por la inspección de la agencia —Anna parecía dispuesta a pagarle el año completo con tal de que no estuviera el detective ese día—, habían ganado un poco de tranquilidad. Estando en casa, no iba a poder meterse en ningún problema. O eso es lo que quería creer.
—Estoy pintando —le dijo ella sin voltear a verlo al sentir que él corría el cabello de su espalda haciéndolo a un lado para besarle la nuca.
—Y yo te estoy besando. No veo como dos actividades simultáneas no compatibles pueda afectarte —respondió como si nada continuando el roce de sus labios por la piel de Kysa, haciendo que se estremeciera al sentir el roce de su barba, encogiéndose de hombros.
—Morgan.
—Kysa —dijo su nombre imitando el mismo tono de regaño que ella había usado con él.
—Morgan, estoy pintando —se hizo hacia el frente sonriendo mientras él la abrazaba y dejaba descansar sus manos en su abdomen.
—Podemos seguir esta discusión todo el día —le susurró al oído apoyando su cabeza en el hombro de ella con una expresión juguetona en el rostro— o podemos ir y terminar esto en la habitación.
—Tonto —le dijo dándole un golpe con el pincel cuando su mano empezó a bajar por su vientre, dejándole una mancha de oleo azul marino en su piel.
—Eso, úsame de lienzo —se burló soltándola y dando vuelta el taburete para quedar frente a ella y besarla.
Kysa correspondió el beso con una sonrisa en los labios.
—Llama a Jack —le ordenó bajándose del taburete para volver a su trabajo.
—Atrevida, eso me gusta —gruñó en su cuello—. Aunque Jack no es mi tipo, busquemos a una bonita mujer —insistió él volviéndola a abrazar.
—Deja de hacer el tonto y ve a hacer algo productivo. Llama a Jack, él seguro necesitará ayuda en algo.
Morgan torció el gesto, sintiendo como ella volvía a quitar sus manos de encima, se concentraba en la paleta de colores y en el lienzo una vez más, dejándolo frustrado. Pero no estaba con ánimos de darse por vencido. Ahora, él se sentó en el taburete atrayendo su cuerpo hacia él, dejándola justo entre sus piernas, apoyando la cabeza en su espalda y respirando el aroma de Kysa.
—¿Me amas? — le preguntó recorriendo la curva de su espalda con sus labios.
—Ah, no, no. No voy a caer en ese truco —volteó a verlo sin que él se dignara a soltarla.
—No es un truco, fue una pregunta sincera que evadiste. Eso hiere mi pobre corazón —exageró él haciendo un gesto trágico, aprovechando que ahora la tenía frente a él para recostar su cabeza en los pechos de Kysa con total soltura.
—Eres un tonto.
—¿Sabes? No me molestaría que me llamaras tonto si estuvieras encima de mí, pero aquí y con toda esa ropa encima, me está causando cierta molestia —dijo levantando la vista hacia ella. Kysa rodó los ojos y suspiró profundamente con cara de ‘Dios, dame paciencia’. Apoyó sus antebrazos en los hombros de Morgan y sonrió.
—Te amo ¿feliz?
—Ahora sólo lo dices por obligación —dijo como niño que está a punto de hacer un berrinche— pero puedo creerte si te esfuerzas un poco —sugirió besando el final de su escote, haciéndole cosquillas al rozar su barba en su piel.
Kysa deslizó sus manos en sus mejillas e hizo que levantara el rostro dándole un apasionado beso, posiblemente, un error de parte suya queriendo evitar que siguiera molestándola para seguir con su pintura, pero ya estaba hecho.
—Eres mucho mayor que yo. Un desastre en cuanto a organización, un maniático del café y los puros, y te encanta burlarte de mí, sin contar que cuando te metes en un caso, te importa un soberano pimiento tu seguridad con tal de resolverlo, ni tu pierna te detiene —le señaló su prótesis—. Si no te amara, créeme, hace tiempo te hubiese mandado lejos —enumeró las cosas más notorias de él, aunque lejos de sonar a regaño, parecía estarse divirtiendo mientras las decía.
—Me gustó más la parte de que me amabas —suspiró hablándole con palpable frustración en su tono de voz.
Ella se rio y dejó el pincel en la paleta finalmente, sabiendo que con él rondándole y ahora, a punto de hacer un puchero, no iba a lograr hacer nada. Se acercó y volviéndolo a tomar de sus mejillas, apretando las palmas de sus manos contra ella, buscó sus labios, lo besó y recorrió sus labios con la punta de la lengua. Las manos de Morgan volvían a posarse en su cintura mientras cerraba los ojos.
—Necesitaras más que eso para hacer que me sienta mejor.
—Sonaría más creíble si no me estuvieras tocando el trasero —respondió ella jocosa deslizándose por el cuello y mordiéndolo suavemente— ¿me esfuerzo un poco más?
—Sí, sigo molesto —insistió él cuando sonó el timbre de la puerta.
Ambos se miraron, ninguno esperaba a nadie ese día. Kysa soltó a Morgan lista para salir a ver quién era cuando él la rodeó por la cintura, apretando sus manos contra su vientre atrayéndola hacia él.
—Ya se irán —susurró levantando su camiseta un poco más arriba de su media espalda y recorriéndola con sus labios con suavidad.
Ella insistió en ir abrir, más cuando escuchó la voz de Jack en la puerta, preguntando por ellos. A esa altura, Kysa ya había dejado de insistir y se había dejado llevar por Morgan, aunque esto ya había sucedido antes de que tocaran el timbre. Estaban cómodos ahí, aun con el insistente sonido del timbre, acabando por verse realmente interrumpidos cuando vieron a Jack en la puerta del estudio de Kysa, tan rojo como un tomate.
—Yo… volveré en otro momento —dijo alzando el dedo índice balbuceando incómodo antes de girar sobre sus talones y salir de la habitación.
—Tonto —repitió la dichosa palabra a Morgan y se acomodó la camiseta levantándose del suelo— ¿cómo no recordaste que le diste una copia? —Salió mascullando algo, habiendo dejado a Morgan con las ganas una vez más, deteniendo a Jack antes de que se fuera de la casa.
Morgan dejo caer su cabeza contra el suelo antes de volver a suspirar sonoramente y ponerse en pie. Le iba a cobrar caro esto a Jack, quizás no hoy, que tenía asuntos importantes que atender aun, pero se la cobraría en algún momento. Hasta eso, salió ya arreglado nuevamente a saber cuál era la razón de visita de su amigo. Al parecer, tenían un caso para que no se aburriera en su día libre. ¡Bendito amigo!
¡Hola, hola, soñadores! ¿Cómo están? ¡Feliz año nuevo! ¿Qué tal los trata el 2022? Por aquí, empezamos el año bastante bien, así que no nos podemos quejar.
Este cuento lo escribí hace un tiempo, es uno de mis favoritos de Morgan y Kysa. Amo usar la misma palabra para darle un significado diferente a medida que avanza el cuento.
¿Qué les ha parecido?
¡Un abrazo!
Genial relato, te mando un beso
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