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52 retos: Promesas cumplidas


El siguiente contenido presenta material explítico, sexual y/o violento no apto para menores de 18 años o personas sensibles.
Promesas cumplidas

Los dioses, en ocasiones, hacían promesas de las que se olvidaban rápidamente. A veces pasaba tanto tiempo —aún para ellos que eran inmortales— que ni siquiera lo reclamaban. Salvo un dios: Hades.

Él se lo había dicho a Perséfone el día que la llevó al inframundo: él no la había raptado, sólo se cobró la promesa que su madre hizo hacia varios siglos. Ella le había creído y a pesar de que no lo conocía de nada, aceptó quedarse en el inframundo un tiempo para cumplir la promesa de su madre y así, hacerle compañía a Hades.

Perséfone jamás pensó que iba a pasarla tan bien en el Inframundo. Había oído cosas terribles en su hogar. Que estaba podrido y olía terrible; los monstruos asediaban en todos lados; había muertos colgando de los cielos y restos por cualquier camino que andarás; incluso había un rumor acerca de que a Hades le gustaba coleccionar los órganos de los enemigos que derrotaba y los tenía en su habitación como colgantes llenos de sangre en el techo. Ella, con los días que pasó ahí, se dio cuenta de que sólo eran eso, rumores. Hasta empezó a conocer mejor a Hades y poco a poco, la idea de que él fuera su esposo no le pareció mala.

—¿Cuál fue la promesa que le hiciste a mi madre? —preguntó un día Perséfone mientras plantaba flores en el jardín del inframundo. Hades le había dicho que nada crecería ahí, sin embargo, ella había demostrado su gran poder al hacer florecer un montón de especies que se adaptaban a la oscuridad y sólo florecían de noche, irradiando un dulce perfume que relajaba y atraía a todo el que pasaba por ahí.

Hades permaneció en silencio, admirando las flores blancas y pequeñas que colgaban de las columnas. “Galán de la noche” le había dicho que se llamaba y realmente, le gustaba ese nombre.

—Prometí no vagar por la tierra, destruyendo su trabajo a cambio de que me diera a su hija cuando tuviera edad para casarse —y volteó a verla— tu madre nunca cumplió esa promesa. Te llevó lejos y te alejó de todos.

Ella entendió porqué sólo paseaba con las ninfas y nunca había conocido a más dioses. Incluso, a veces creía ver en el horizonte a más personas acercarse, pero su madre aparecía y volvía a la calma de siempre, estando sólo ellas y nadie más. Le encantaban las flores, pero era aburrido sólo contemplarlas y sembrarlas.

—¿Podemos dar un paseo en bote? —preguntó ella con una sonrisa. Lo tomó de la mano y lo llevó hasta el río. Cerbero dormía a la orilla, roncando tan fuerte que parecía que se desataba la furia de Zeus en cada ronquido.

Hades subió al bote y extendió su mano para ayudar a Perséfone a subir de forma segura a él. Pronto, Caronte empezó a remar llevándolos por el río.

—Mira —señaló ella una planta que había en el muelle —¿no es un linda? Comerá a todo aquel que no quiera pagar el viaje —comentó ella con entusiasmo observando su creación, hasta se podía ver los restos humanos colgando de la “boca” de la planta. Tenía una cabeza redonda y unos pistilos que parecían dientes y se veían tan filosos como si lo fueran. La planta media metro y medio más o menos.

Hades giró su rostro para ver la expresión de Perséfone y notó una sonrisa en sus labios mientras la miraba.

—¿Dará flor?

—Si tiene la suficiente sangre, sí —dio una palmadita orgullosa y luego, apoyó la cabeza en el hombro de Hades, relajándose el resto del viaje.

La suave brisa fresca que llegaba traía consigo el perfume de los jazmines y se mezclaba con la esencia del río, fresco y tranquilo. Hasta que Hermes los interrumpió llegando al río, causando una gran conmoción en el agua, casi tirando el bote.

Hades tomó a Perséfone entre sus brazos y saltó del bote antes de que se diera vuelta, levitando con ella en el aire mientras veía a Hermes delante suyo.

Caronte estabilizó el bote y siguió su camino tal y como le pidió Hades momentos después. Tenía trabajo qué hacer.

—He venido a llevarme a Perséfone de regreso a su hogar.

—¿Y crees que te la entregaré tan fácilmente? —Hades sonrió confiado y su prometida sonrió ante esa seguridad. No había forma de que volviera a los territorios de su madre.

—Zeus vendrá y sabes, eso desatará una guerra en el inframundo. Si es que Deméter no termina de matar a los humanos antes.

Las opciones no eran buenas. Si dejaba a Perséfone en el inframundo, desataría una guerra y no quería ponerla en peligro. No quería que ella fuera parte de una guerra divina, tan sólo, quería que se siguiera divirtiendo creando plantas, cultivándolas y recorriendo el mundo como a ella le cayera en ganas.

—Está bien —dijo en voz baja, agachando la mirada.

Perséfone se aferró a su cuello y apoyó su mentón en el hombro de él, hablándole en voz baja.

—No me quiero ir. No quiero dejar el inframundo —suplicó— no quiero dejarte a ti.

Si había una sola razón para quedarse, era él. Después de todo, quería ser su esposa y ya no era por cumplir la estúpida promesa de su madre: quería hacerlo por sus propios sentimientos.

Hades acarició su espalda y giró su rostro quedando sus labios contra el oído derecho de Perséfone, susurró:

—El camino estará lleno de granadas. Come algunas.

Él, descendió al suelo y dejó a Perséfone marchar después de eso. Hermes fue delante de ella, llevándola por el camino de escaleras hacia la superficie. Antes de perder de vista el río y de no volver a verlo, ella volteó y lo saludó con una sonrisa, lanzándole un beso con los dedos antes de seguir su camino con una alegre melodía en los labios.

—Veo que está ansiosa por ver a su madre.

—Por supuesto que sí, la he extrañado —dijo ella alegre viendo la primera granada en el camino. La tomó y le dio un mordisco, comiendo incluso las semillas de la misma. A medida que iban dejando los escalones atrás, la luz se volvía más intensa ¡Estaban cerca de llegar a la tierra! Deméter los estaría esperando en la entrada, seguramente, ansiosa por ver a su hija y esconderla del mundo una vez más.

Perséfone, por el contrario, estaba ansiosa de comer más. Ya no supo si eran dos, cuatro o siete, lo cierto es que al llegar a ver los últimos tres escalones, Hermes volteó a verla y entonces, vio la granada en la mano de la doncella. Perséfone, pasó su dedo índice de manera coqueta por su labio limpiándolo y luego, lamiendo su dedo.

—Estoy ansiosa por ver a mi madre —aseguró dejando la granada caer al suelo y al querer cruzar el último escalón, una barrera detuvo su andar y la expulsó con fuerza escaleras abajo.

Hades apareció recibiéndola entre sus brazos.

—Parece que el inframundo me ha tomado cariño —acarició el rostro de Hades con una sonrisa coqueta y lo besó en frente de Hermes sin ningún tipo de recato— dile a mi madre que estaré bien —aseguró moviendo la mano mientras las matas y las granadas crecían tapando la salida, dejándolos solos en la oscuridad, acabando por el ver el nacimiento de la reina del inframundo y la esposa del dios de los muertos.

Ese día, sería recordado por todos como el día que Perséfone se coronaba como reina en su nuevo hogar.

Reto: Crea una historia de un día cualquiera en la vida de Hades, el dios del inframundo.

¡Hola, soñadores! ¿Cómo están? Este año también me sumo al reto de LiterUp, como debe ser. Empecé al azar uno de los retos y fue porque es el que tenía más claro para desarrollarlo.

La historia de Hades y Perséfone es la que más me gusta, así que quería escribir sobre ellos y de paso, darle un pequeño cambio. Perséfone era bastante desgraciada en los mitos y creo que dista mucho de la chica inocente que raptó Hades. Pienso que puede ser porque se corrompió con él, pero me agrada más la idea de que nunca fue una chica inocente en primer lugar. Así que aprovecho a sacar esta idea adelante.

Espero lo hayan disfrutado.

¡Un abrazo!

9 comentarios:

  1. ¡Amiga me ha encantado! Que maravilla de relato.
    Escribe más de ellos... a mi también me encanta Hades y Persefone. Son total.
    Un besote fuerte

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    1. Son una pareja muy linda y da para mucho que sean de "mundos" diferentes.

      Un gusto leerte por aquí.

      ¡Un beso!

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  2. Genial relato te mando un beso

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  3. O sea que Perséfone no fue engañada por Hades, para que comiera las granadas. Sino que siguió su consejo, para quedarse con él.
    Un abrazo.

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    1. ¡Exacto! Merecían una historia donde no fuera malo xD

      ¡Un abrazo!

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  4. ¡Hola! tiempo sin pasar por aquí.

    A mi también me encanta el mito de Hades y Perséfone. Escuché que hay incluso una versión en la que él no la rapta, sino que ella llega al Inframundo por su cuenta, aunque supongo que es gracioso, porque con o sin rapto siguen siendo una de las parejas más estables en la mitología griega. xd

    Está bueno el relato. No me esperaba la de la planta carnívora (que desgraciada jajaja). Pero si le queda.

    Me diste ganas de escribir algo sobre Hades también. Aunque hablando del tema, pregunta: ¿Qué es eso del LiterUp? Es la primera vez que lo escucho.

    En cualquier caso, no puedo esperar por ver más de tus trabajos. Un gusto leerte como siempre, y un abrazo.

    Salu2 ;)

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    1. ¡Hola! Toda la razón XD vi alguna versión donde ella va por accidente incluso, hay un comic muy bonito de ellos dos donde Persefone elige quedarse y entra todo un kilombo familiar para impedirlo.

      Amo las plantas carnívoras y necesitaba meterla en la historia jajaja

      LiterUp es una página que se dedica a subir algunas guías, promociones y entre ellos, hace el reto de 52 días de escritura (dan prompts/consignas para que escribas un relato por semana). Éste cuento fue inspirado por una de sus consignas.

      https://www.literup.com/ esa es la página

      Y esta es la página con los retos de este año https://cursos.literup.com/52-retos-de-escritura-para-2022/?unapproved=2399&moderation-hash=df7520dfbc59780479bbfc9d3d31f16b#comment-2399

      ¡Un abrazo!

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    2. ¡Si, a esa me refería! dónde se topaba con el Inframundo sin querer. Hablas de ese comic en que la dibujan rosada y a él azul, ¿no? he visto las ilustraciones por internet, son bastante bonitas.

      Oh, está bueno eso, ¡gracias! lo revisaré :)

      Un abrazo a ti también.

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