El mejor regalo Parte II
Fuyuki salió del baño dejando ver puesto un conjunto de lencería negro, el sujetador de encaje moldeaba su busto a la perfección y las bragas de estilo cachetero daban una hermosa vista de su trasero, dejando al descubierto sus largas piernas. Encima de ello, traía como única prenda un vestido con transparencias hasta las rodillas, pudiendo visualizar a la perfección su cuerpo envuelto en pura sensualidad.
Su novio sintió que el corazón se le puso en pausa al verla lucir ese atuendo que no dejaba nada a la imaginación.
—Es tu cumpleaños, así que sólo disfruta—murmuró subiéndose a la cama con él, acercándose a su oído y traviesa, relamió cada pliegue hasta que sus dientes se encontraron en su lóbulo y lo mordió de una manera perversa y provocadora.
Inclinó su cuerpo levemente sobre el suyo, con actitud felina mirándolo a los ojos con esa expresión que auguraba que no iba a dormir el resto de la noche y esto a él poco le importaba cuando tenía a una mujer como ella. Él coló sus dedos en la parte posterior de su cuello, enredándose con el largo cabello, disfrutando de su suavidad, buscando que ella juntara sus labios con los de él en otro apasionado beso, uno que deseaba ser probado en ese instante. El corazón le latía a mil por hora a los dos, por el beso, por esa postura en la que estaban cuerpo con cuerpo tan cerca que hasta el aliento del otro podían sentir, su calor, su pulso que iba tomando un ritmo más acelerado con el correr de los minutos.
Kakashi recorrió con deseo su espalda hasta llegar al trasero de su novia y apretarlo sin decoro, sintiendo como ella lo detuvo al morder su labio inferior.
—Eres hermosa —le dijo sosteniéndola de la cintura, tomándose un momento para mirarla con más detenimiento sentada a horcajadas sobre él.
Fuyuki delineó su mentón con la yema de sus dedos y apoyándose sobre su pecho, volvió a besarlo. Ella se deslizó por su pecho y Kakashi recorrió sus brazos hasta apretarla contra su cuerpo entre sus brazos y la recostó suavemente sobre la cama, profundizando el contacto de sus labios hasta que sus lenguas se encontraron y batallaron por el control hasta que separaron sus rostros sin que ninguno cediera a la tregua.
—Kakashi-kun —jadeó su nombre en una perfecta armonía en sus labios que le arrebató una sonrisa— te amo —le dijo atrayéndolo de nuevo hasta ella, era el tiempo suficiente para recuperar el aliento y volver a perderlo. Lo atrajo sujetando su rostro y rodeó su cuello momentos después, flexionando ligeramente sus piernas mientras la mano derecha de él se deslizaba desde su rodilla hasta su muslo, arrugando su ropa para sentir el calor de su piel contra la suya. Ella, tan pequeña y delicada a su lado y sin que lo pensara, se había hecho dueña de todo de él, empezando por sus sueños, sus pensamientos hasta llegar a ser dueña de su alma y todo lo que poseía, dueña de su corazón y de sus sábanas también. Y en esos momentos donde rozaba piel con piel, donde podía sentir su calor embeber su cuerpo, la sentía más suya que nunca, sin arrepentirse de darle todo, queriendo aún más.
Era una confirmación constante con su presencia, su esencia, su perfume, sus caricias que lo reclamaban con ternura, con amor, con ansias. A veces pensaba que no podía amarla más de lo que la amaba y llegaban días como estos en donde su mujer le demostraba lo equivocado que estaba. Los límites siempre se rompían a su lado como si fueran del más endeble papel.
—Quédate quieto un momento —jadeó ella haciendo que la espalda de Kakashi quedara contra el colchón exhalando todo el aire de sus pulmones con el nuevo mordisco que le dio en la unión de su cuello y hombro. La marca de sus dientes quedó en su piel y en medio de ella, un chupetón. No había dejado que terminase de recorrerla cuando sus carnosos labios comenzaron a hacer un paseo por su cuerpo. Él siempre era tierno con ella, sus caricias se devenían en un suave vaivén que era todo lo contrario a su novia. Si bastaban comparaciones, Kakashi era una cálida brisa veraniega mientras que Fuyuki era más bien un tifón.
—Te enseñaré un par de cosas —el reto que sonó en su voz hizo estremecer a su novio y con las palmas de ella contra sus pectorales pudo sentirlo.
Le quitó el chaleco y la camiseta, dejando su tonificado pecho al descubierto, deleitándose con la vista que él le proporcionaba en ese estado en la cama.
El cabello de Fuyuki cayó cual cortina de lluvia sobre su piel, provocándole un suave cosquilleo a causa de ello, una sensación agradable considerando que ella seguía entre caricias y besos sobre su piel. Pero al llegar a su pezón, lo mordió y contorneó con su lengua varias veces antes de pasar al otro como si estuviera haciendo un sondeo de su piel, incluso, hasta la cicatriz de su pecho la recorrió por completo con su lengua, haciendo sentir el calor y la humedad sobre sí con igual maestría. Volvió a estremecerse con sus dedos rastrillando sobre su piel por su pecho moldeado por el entrenamiento y las batallas, hasta llegar a su pantalón.
Fuyuki alzó la vista con una mirada llena de deseo, que auguraba una sola cosa: mucho placer. Y quizás, una ligera tortura hacia él haciéndolo desear tenerla cuando ella prolongaba más y más el juego previo. Su estómago se estrujó cuando ella metió una mano y lo acarició por sobre su ropa interior, apretando sus dedos alrededor de él, impidiendo toda posibilidad de que su novio dijera algo cuando su lengua volvió a explorar su boca.
—Fuyuki-chan… —susurró.
—Aún no.
Sus manos tomaron posesión de su pantalón y lo bajaron junto con su ropa interior, dejándolo completamente desnudo. Lo miró desde su posición, con una sonrisa lujuriosa antes de deslizar su lengua por el contorno de su empeine y separar ligeramente sus piernas, subiendo nuevamente. Sus piernas se vieron marcadas por sus chupetones, un delicado camino trazado que ella iba dejando como recuerdo de sus pasos sobre él; ardiente, tentador, cada roce de sus labios, su lengua y su piel provocaban que el calor de ambos aumentase cual llamarada, llegando hasta su entrepierna donde dejó una última marca al lado derecho de su miembro.
Lo lamió desde la base a la punta y depositó un beso en ella, escuchando su nombre en un jadeo y eso fue como una motivación. Fuyuki sonrió y lo acarició suavemente produciendo un cosquilleo en él. La excitaba tenerlo de esa manera, su respiración se volvía más fuerte y con un suave movimiento, colocó su cabello detrás de su oreja y finalmente, lo deslizó sobre su boca, provocadora: habían sido unos instantes sólo para hacer que la deseara mucho más todavía. Un gruñido ahogado salió de los labios del Hokage mientras ella apretaba sus testículos y su mano libre se deslizaba por las sábanas hasta llegar a su trasero con un ágil movimiento. No había nada que disfrutase más que darle placer, hacerlo sentir tan bien que su nombre sonará arrastrado entre sus labios y lo escuchará conteniéndose gemidos que ella lograba arrancar entre sus labios y lengüetazos. Un poco más osada y apretaba levemente sus dientes alrededor del prepucio haciéndolo enloquecer. No iba a aguantar mucho más si ella seguía de esa manera.
—Fuyuki-chan… —se apoyó sobre sus codos haciendo que levantase su cara y se terminó posicionando encima de ella, sin haberle dado el gusto de hacerlo terminar en su boca, tal y como ella buscaba, después de todo, tenían toda la noche por delante. Pero Kakashi estaba ansioso de tener ese cuerpo para él, de sentirse en ella, de demostrar de alguna forma todo ese amor y ese deseo que había por ella y sólo por ella: la mujer que lo había vuelto loco por completo. Había llenado sus días de amor y alegría, de lujuria y deseos que ni sabía era capaz de sentir sólo estando con ella. Y ahora, era momento de demostrarlo.
No es que Fuyuki no lo deseara, podría tener una combustión espontánea del calor que había en su cuerpo tan sólo por haberle dado placer a él, su sabor permanecía en su boca todavía compartiendo aquello en un húmedo beso que le dio él antes de que pudiera quejarse ni decir nada al respecto: pensaba disfrutarlo al máximo, cada lamida, cada beso, cada caricia. Deseaba recorrer su cuerpo y memorizarlo, degustarlo y marcarlo a su gusto tal y como ella había hecho con él.
Le quitó la transparencia y su sostén. La suerte de que se desabrochaba por el frente hizo todo más rápido y dejó al descubierto rápidamente sus senos para recrearse con ellos a gusto y devolverle el favor que ella le había hecho, atrapando su pezón entre sus dientes y haciéndola gemir; tan sólo fue acercar su rostro hacia ella que pudo sentir su corazón latiendo como corcel que galopaba rápidamente por la llanura y con gusto de ser el provocante de ello. Con su mano derecha recorrió su vientre, delineó su cintura con lentitud y siguió camino hacia abajo trazando un camino con sus labios llegando a su ombligo, cuando ella volvió a reclamar su boca, pero sus manos curiosas continuaron explorándola encontrando su ropa interior de encaje y deslizándose de arriba abajo sintiendo su humedad, sonriendo contra su pecho, una sonrisa que destilaba deseo. Sabía que ella disfruta de eso, Fuyuki siempre le hacía notar cuanto disfrutaba de su cercanía; su tacto; sus caricias; sus roces, lo podía leer en su mirada; sus gestos; su cuerpo; su respiración profunda y agitada con sus dedos enredados en la cabellera de él, arqueando la espalda contra las sábanas. Hasta encontrar su botón hinchado y hacer a un lado su ropa interior, dejándola en las mismas condiciones que él. Fuyuki apretó sus caderas contra las suyas, aturdida por su simple roce, curvándose como un gato ante sus caricias y sin más, lo volvió a dejar debajo de ella sin contenerse por más tiempo.
Parecía un juego de poder en el que cambiaban de posturas en un santiamén: ninguno iba a quedarse quieto por demasiado tiempo. Se sentó a horcajadas encima de él y tomó su miembro para ubicarlo en su entrada y empujar sus caderas. Kakashi la tomó de su cintura, sus palmas, las de ella, se posaron en su pecho y lo recorrieron suavemente delineando las marcas que había dejado anteriormente mientras marcaba un ritmo suave con sus caderas para ir aumentándolo. Deteniéndose. Moviéndose en círculo, arrancando gemidos de gusto de sus labios y callando los propios con sus besos, entrelazando sus lenguas, acompañando con sus caricias que palpaban el cuerpo ajeno con dulzura, cuando se volvían uno no había más música que el sonido de sus cuerpos en plenas artes amatorias.
El calor de los cuerpos y los gemidos se veían sofocados por un beso en el intenso vaivén en que ambos se encontraban, piel con piel. Cuando él sintió que ella lo envolvía con fuerza, acabó por voltear la situación, dejando su espalda contra la cama, besándola con intensidad, siendo envuelto en un fuerte abrazo acompañando el encuentro de sus labios. Al separar su rostro de ella, jadeó sofocada mientras él continua embistiéndola hasta acabar en su interior, haciendo que el espasmo de placer se repitiera en ella cuando sintió su semilla golpear su útero y una nueva corriente eléctrica recorriéndole el cuerpo mientras ella pronunciaba su nombre en ese tono que sólo era capaz de escuchar en la habitación al desfallecer en sus brazos.
Kakashi se apoyó con sus antebrazos en la cama a los lados de su cuerpo, aun entre sus piernas. Ambos respiraban de manera agitada después de esa entrega en cuerpo y alma. Fuyuki cerró los ojos y atrajo con la yema de sus dedos su rostro hacia ella.
—Feliz cumpleaños —susurró entre jadeos, elevando su pecho aun buscando normalizar su respiración y el latido de su corazón desbocado en su pecho— tienes un año más siendo la razón de mi felicidad.
Él sonrió correspondiéndole el beso y se acostó a su lado rodeándola con uno de sus brazos al tiempo que tomaba la sábana para cubrirse con ella.
—Espero serlo por mucho más. He llegado a necesitar la locura en mi vida como un hábito.
—¿Quién está loco aquí? —Dijo fijando su vista en él y la besó en la frente para que no lo siguiese escrutando así.
—Tú. Puedo mencionarte cada regalo que me has hecho o cada detalle que ha terminado en una locura.
—Nombra tres —lo desafió ella.
—¿De esta semana o puedo elegir la que más me haya dado dolor de cabeza? —Bromeó él haciendo que ella se removiera entre sus brazos. —Tú eres mi regalo perfecto —volvió a darle un tierno beso contorneando su frente con sus dedos al mismo tiempo. Ella sonrió contra su pecho— estar contigo así, llegar a casa sabiendo que me estás esperando con un intento frustrado de cena; levantarme a diario y verte dormir encima de mí —ella lo miró con una sonrisa poco discreta— tienes unas posturas muy peculiares para estirarte a tus anchas en la cama y abrazarme.
—Lo siento.
—Me encanta —la arrimó un poco más a él dándole un beso en la frente— aunque resulte toda una odisea no despertarte —se rio de ella, risa que Fuyuki calló al besarlo y volver a acomodarse en sus brazos corriendo su cabello para que no le molestase.
Después de todo, no podía pedirle nada más a la vida ahora que era tan feliz con ella.
—Kakashi-kun.
—¿Qué sucede? ¿Tienes frío? —preguntó al subir su mano a su hombro y notar su temperatura.
Fuyuki se acurrucó más a su lado mientras él recorría su espalda con suavidad, aun degustando el tacto de su piel sobre sus dedos.
—No, estoy bien. Eres muy cálido —dijo muy cómoda— te amo.
—Y yo a ti.
Ella se subió en su pecho y volvió a probar sus labios, quedando encima de él rodeándolo con sus brazos e impidiéndole moverse por la postura que había tomado ahora.
—¿Estás listo para otra ronda? La noche es joven.
—Te recuerdo que soy un año más viejo.
—Te haré recuperar la juventud en un instante —su sonrisa provocadora hizo que él la apresara entre sus brazos y la dejara contra el colchón cambiando roles. Definitivamente, no dormiría esa noche.
Definitivamente, iba a ser un cumpleaños memorable.
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Saludos.
ResponderBorrarNo soy experto en comas, muchas veces las uso mal, por eso no sé si esto es acertado, pero me parece que en la siguiente oración podrían usarse un par de comas.
"El corazón le latía a mil por hora a los dos, por el beso, por esa postura en la que estaban, cuerpo con cuerpo, tan cerca que hasta el aliento del otro podían sentir..."
Claro que recalco que no soy experto en comas.
Con este ya puedo ver por qué lo catalogaste como explícito. Fue un cambio radical entre la primera parte y la segunda, la verdad me gustó mas ese toque de comicidad del primero, aunque es comprensible que el segundo no lo tuviera. Y se puede decir que el dibujo ayuda para imaginar la escena.
No encontré faltas ortográficas, lo cual lo hace agradable de leer.
¡Hola!
ResponderBorrarMe pareció un historia muy interesante, muy bien narrada, divertida y, como decirlo, apasionada, XD
He de confesar que me gusta mucho el personaje de kakashi, y en lo personal lo emparejo siempre con Sakura, pero el personaje que has creado, Fuyuki, simplemente me ha encantado.
Como me gustaría que en la serie kakashi hubiera encontrado a alguien, auqnue por lo menos tenemos los fics.
Me encantó la primera parte donde ella se esfuerza cocinando, lo de la comida en el techo, jaja, y lo del patito, pobre. No cabe duda que tener novia es una mision de alto riesgo para kakashi, XD
La segunda parte, el lemmon, me encantó, Muy bien narrado, pero sobre todo me gustó como cada uno toma el control por breves instantes. Muy apasionado, muy equilibrado, dulce, intenso, genial.
¡Te felicito!